27 de abril de 2012

La diosa Fortuna es caprichosa

Este domingo un gran, gran amigo mío ha sufrido uno de los mayores varapalos que se pueden sufrir. Perder en accidente a un ser querido, a su pareja.

En repetidas ocasiones he citado extractos del libro "La consolación de la filosofía" de Boecio (Roma, 480 – Pavía, 524/525). Lo leí en el 2003, durante un peregrinaje por el Camino de Santiago entre Mérida y Salamanca, en un momento en el que me quise recuperar de un revés sufrido poco antes.

Boecio escribió su "consolación" cuando, encerrado en la cárcel, estuvo esperando a que lo ejecutaran, después de ser el asesor de los últimos emperadores del imperio romano de occidente. La diosa Fortuna cambio de dirección y pasó al lado del dolor. No obstante, Boecio se ayuda de la diosa de la Filosofía y junto a ella busca el consuelo.

Nunca dejaré de recordar uno de los poemas de este libro y que expuse hace tres años casi exactos en este blog, donde el tema del dolor: "ser indoloro es ser casi como un vegetal. Quien no sufra no aprende. Pero el que se agarrota por el dolor, no se mueve, no actúa."

Rezo porque esta nueva y dolorosa etapa de su vida no agarroten al hombre que se siente solo. Y creo que es para eso para lo que están también los amigos de verdad.

A continuación: os paso un extracto de una canción que escuché ayer, antes del funeral. La escogió el hermano de la fallecida y nos la hizo escuchar. Me impactó. Es una versión del "Padre nuestro" del grupo "Mago de oz" muy original y cargada de sentido.