En tiempos convulsos, los que cuentan con poder y empiezan a perderlo, se revuelven y tratan de dar su último coletazo. El último o uno de los últimos de la SGAE, ha sido corregido por los tribunales quitando el famoso canon a las empresas, pero manteniendolo a los particulares... ya me voy a buscar empresas que me compren los artilugios para memorias. ¡Ja, ja, ja!
Pero también hay otros caminos...
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